viernes, 14 de septiembre de 2012

miércoles, 18 de abril de 2012

Santa Cecilia

El profesor y su función docente- El perfil del profesor


Carlos Ángel Fernández Buey

La función docente puede resultar a veces dura y en todo caso difícil de sobrellevar si no contamos con una verdadera vocación, que se concreta en este amor al alumno. Tenemos en nuestras manos, bajo nuestra responsabilidad la formación de un posible futuro artista que confía ciegamente en nosotros y sigue nuestra pauta con ilusión.

También me parece importante señalar la actitud de humildad que el profesor interiormente debe tener en cuanto a lo que cada día aprende de sus propios alumnos.

El concepto de lo que ha de ser el profesor ha ido variando con los tiempos. Así la revisión de términos se hace necesaria:

La figura del  profesor fundamentalmente ligada a la transmisión de conocimientos.

La figura del  maestro, en cambio, se vincula a la persona de autoridad en la materia de enseñanza y que ejerce la docencia. Quien posee maestría y ejemplaridad en alguna actividad del espíritu o del arte.

El  educador es el individuo que realiza e impulsa la educación de los demás. (Tiene una connotación moral).

El pedagogo es el investigador en materia de educación, “el profesional que desde una perspectiva científico aplicada, diseña, dirige y  realiza intervenciones educativas en diferentes ambientes, tanto  nivel individual como grupal con la máxima eficacia y eficiencia. (MILLAN 1983).

En la actualidad esas funciones se van aproximando y se funden progresivamente en la persona del que llamamos genéricamente profesor. Al que sin merma de su función transmisora de conocimientos, se le exige más como educador, como maestro y como pedagogo.

El profesor será cada vez más un técnico en instrucción, con capacidad para aplicar una tecnología eficiente, pero también humana. De ahí que se le exija atención creciente a la programación  y la evaluación de la enseñanza, para que desarrollen los alumnos “la capacidad creadora, la actitud para el cambio, la plasticidad para la comunicación humana, y la habituación  para la hipótesis, indagar, explorar y experimentar”. ASENSI DÍAZ,1983.


La figura del profesor queda diseñada por lo que ha dado en llamarse  “perfil del profesor” que se compone de una serie o suma de rasgos capaces de configurar su modo de ser y de actuar. Autores como GARCÍA HOZ (1983), ASENSI DÍAZ (1983), OLIVA Y HENSON (1980) se han ocupado de estudiar estas características que intentamos sintetizar y completar en el siguiente cuadro: (se trata del retrato robot del profesor ideal ).

INTELECTUALES: Claridad de ideas, pensamiento ordenado, facilidad de expresión oral y escrita, serenidad de juicio, objetividad, memoria, imaginación, capacidad de análisis y de síntesis, dominio de su materia, preparación cultural sólida –remota y próxima-, creatividad.

DIDÁCTICAS: Respeto al educando, conocimiento de los métodos de enseñanza, capacidad para el estímulo individual y colectivo e los alumnos, conocimiento de la dinámica de organización.

MORALES: Ejemplaridad, abnegación, paciencia, espíritu disciplinado, flexibilidad, apertura, equidad, imparcialidad, educación autoridad para el gobierno de la clase, cuidado del material.

PROFESIONALES: Entusiasmo  por su profesión, iniciativa, capacidad para  aceptar  sugerencias, constancia y responsabilidad en el trabajo, facilidad para conectara con los deseos y necesidades de la sociedad.

PSICOLÓGICOS: Equilibrio interior, capacidad para la empatía, suavidad y decisión en el trato, optimismo, buen humor, madurez afectiva.

Podemos añadir a lo anterior el convencimiento por parte el profesor de que su carrera nunca está terminada y, por consiguiente, actitud favorable a la formación permanente.

El cant dels ocells - Pau Casals

El Cant dels Ocells

Partitura Finale, El Cant del Ocells, PDF

archivo pdf.http://archive.org/details/CantDelsOcells.pdf

Archivo de audio: Rhythm 'n' Blues

Rhythm 'n' Blues 2:21 Newbold    1

viernes, 13 de abril de 2012

  Partitura cello y piano de "Canción que me enseñó mi madre",

Elīna Garanča - Ave Maria (Mascagni) - Mainz, 2009

Viaje al interior de un violín.



Universidad de Valladolid

Introducción a la historia. (Curso 2010-2011)



Carlos Ángel Fernández Buey

 


La memoria histórica. 



    “Los historiadores que de mentiras se valen habrían de ser quemados,  como los que hacen moneda falsa…; habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados; y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición no les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de lo porvenir.

    La historia es cosa sagrada, porque ha de ser verdadera; y donde está la verdad está Dios, en cuanto á verdad”.

  CERVANTES   



    En palabras de Enrique Gavilán en conferencia-presentación del libro “Memoria de la Transición”, cuando nos referimos a “memoria histórica”, deberíamos hablar quizás de memoria contra el olvido o contra el silencio.

    Lo cierto es que la mal llamada para mí, Guerra Civil, no dejó más que dolor, familias rotas, miseria, una dictadura y heridas abiertas: “El silencio de los cementerios” es una frase que se lanzó en esta conferencia, creo que por parte de Manuel Sierra, coautor del libro.

   La Guerra…!  - Yo no estaba allí; sé lo que me han contado unos y otros. Mis dos abuelos tenían posturas bien diferentes: Uno estaba próximo a Pablo Iglesias, el otro sin ser fascista o de ultraderecha tenía un talante liberal, burgués, (le oía hablar de Pío Cabanillas o Manuel Fraga),  que era el papel que la vida le habían marcado. El uno era un hombre de campo, el otro un hombre culto, con un buen puesto en la administración y que hizo sus pinitos literarios. Los dos vivieron la guerra, aunque no participaron en ella. Si alguna vez, pocas, se hablaba sobre el tema, no había beligerancia entre ellos; al menos esa es mi percepción. Claro que tenían sus recuerdos y sus fantasmas, pero se imponía el respeto que se tenían o la ley del olvido que dictaba el régimen. A mi tía Aventina, según me contó mi madre en secreto, la mataron los fascistas porque era poetisa, bohemia y escribía discursos para los comunistas. Este recuerdo me perturbaba en gran manera, pues no entendía el porqué. Todo era contradictorio: ya en el colegio cantábamos el “cara al sol” y teníamos que gritar lo de “Caídos por una España mejor, ¡Presentes!”. Entre los caídos a los que aludía este grito no estaba mi tía Aventina, cuyo único pecado había sido escribir poesías y discursos para los comunistas por mucho que fueran rojos y que incluso tuvieran cuernos y rabo como Belcebú; tampoco a mi tío Manolo que según me conto mi madre también, fue aviador republicano y también cayó, y nunca mejor dicho. Más contradictorio: éstos eran hermana y cuñado de mi abuelo liberal conservador.

    Mi padre, que cuándo la guerra era un niño pequeño,  tenía apenas el recuerdo de un campo de prisioneros muy cerquita de la finca donde vivían en Palencia. Este campo estaba regentado por italianos, (fascistas claro). Ahora lo sé; mientras mi bisabuelo  maldecía y les llamaba “muertos de hambre”, mi padre en sus correrías de chiquillo a veces se llegaba hasta allí y le daban chocolate. Le llegaron a regalar una pistola inservible, que muchos años después conservaba: Tal vez eso era también “memoria histórica”. Ésta casa donde vivía mi padre estaba en las afueras de la ciudad y pasaban por delante de ella tropas franquistas custodiando a prisioneros camino del tiro en la nuca o el fusilamiento; mi bisabuelo se plantaba allí y les llamaba “hijos de puta”. La respuesta de los esbirros era: “-señor Francisco que nos compromete”. Aún sigo sin entender porqué a él le respetaban y no se lo llevaron por delante en alguna de esas ocasiones. Era republicano y anticlerical: tenía su habitación llena de estampas de santos para acordarse de ellos en sus juramentos. En una ocasión, le dijo con solemnidad a su nieto: Prepárate que vamos a ir a comulgar, y le llevó a una fábrica de galletas propiedad de un amigo suyo. Ahora pienso que por otras cosas que me relató mi padre, había llevado una vida tormentosa, pero a pesar de sus convicciones tendría amigos que lo protegieron.

 Luego estaban los monumentos y placas conmemorativas de mármol en los muros de las iglesias y en las plazas de los pueblos y ciudades; allí había un recuerdo para unos y el olvido para los otros.

    Poco a poco empecé a sospechar cual era la verdad y a tomar partido primero de una forma más bien tibia y luego de un modo más comprometido.

    Lo que cuento sobre mis recuerdos de niño, puede resultar a modo de “fondo intrahistórico” en el sentido Unamuniano, y aunque es un relato muy personal y subjetivo (Heródoto), es mi única experiencia de los hechos, y no es mía; es como he dicho lo que me contaron las personas de mi entorno más próximo. También  viene al hilo de una frase que fue pronunciada en la presentación del libro antes mencionado en el Aula Mergelina: “Un mismo hecho, que parece  una verdad inamovible, no lo es, pues al haber muchas miradas, relativizan esa verdad”.

    De todos modos no creo que se trate de una historia de buenos y malos como en las películas del Oeste Americano. En muchos casos habría un posicionamiento político o ideológico, en otros simplemente era cuestión de dónde te encontrabas cuando estalló la guerra. Luchabas y morías con conocimiento de causa o sin él. También hubo muchos ajustes de cuentas propiciados por el desorden reinante, asesinatos cometidos con total impunidad y que no tienen justificación  alguna por  mucho estado de guerra en el que nos encontráramos. Así, los tan temidos paseíllos, “las purgas”, denuncias anónimas, etc., dejaron muchos muertos, también sin nombre, enterrados, en el bosque, en un barranco o en una cuneta.

    Aunque en los dos bandos se cometieran atrocidades y aún hoy éste argumento se utiliza sobre todo por los que pretenden que se imponga el olvido, está claro al menos para mí que los poderosos y caciques locales y las tropas del bando rebelde, tenían el poder para perpetrar estas matanzas en mucha mayor medida que un campesino o un obrero. 

    Por supuesto que la el episodio de una guerra fratricida no podemos repetirlo, pero se hace necesario hacer justicia a las víctimas. Recordar su sacrificio y reconocer la deuda histórica que tenemos con aquellos que lucharon no solo por sus ideales, sino por defender el gobierno legítimo.









“Ninguna amenaza mayor  que un silencio mudo…, porque es mayor el efecto de la imaginación que el de los sentidos”

SAAVEDRA FAJARDO.

Avante a toda vela

Anna Netrebko sings "Songs My Mother Taught Me" by Dvořák

jueves, 12 de abril de 2012

Bach : Suite No. 1 "Prelude" (Pierre Fournier)

La clase de música.






Carlos Ángel Fernández Buey



El concierto



La clase de música



    A menudo, cuando me hallo en medio de una clase o de un concierto pienso en cómo empezó todo esto. La música de Bach está siempre presente, al igual que la imagen querida y entrañable de mi maestro viejito, con su chaleco raido y puesto del revés, con los botones a la espalda para no rallar el violoncello. Bach y mi idolatrado maestro siempre me han acompañado estos años.

 Fue en aquellas interminables lecciones cuando decidí dedicarme a la música: a la docencia y a la interpretación, siguiendo el ejemplo de la entrega abnegada de Carlos, que así se llamaba. Cuando interpretaba algo con su instrumento me emocionaba de tal modo, que no veía llegar el momento en el que yo pudiera despertar tales sentimientos en un auditorio, efímeros, volátiles, pero reales, como el vuelo de una mariposa.

    El miedo escénico es parte integrante de la puesta en escena y bien dirigido, puede ayudar a gestar una mejor interpretación.



    De algún modo, se produce un “subidón” de adrenalina, un nudo en el estómago, que motivan un estado de excitación especial, un tener la sensibilidad a flor de piel, con los que es necesario aprender a convivir como compañeros de viaje que son y aprovecharte para transmitir ideas y sentimientos que se materialicen en la interpretación.

    Considerando que está ahí, ese llamado miedo escénico, o respeto por el público, o por tu trabajo, motiva un estado de alerta mayor, una respuesta inmediata. Yo por ejemplo puedo visualizar la articulación de mis dedos, el arrastre en un cambio de posición, el color de una frase por la intensidad que voy a poner en ella, antes de que se produzca, etc. Ello será posible siempre que este miedo escénico no pase a constituir un agente pernicioso, un lastre, un bloqueo que fuera de todo control arruine la interpretación.

    Factores que pueden ayudar al control y dominio del miedo escénico son:

1.    Trabajo previo del repertorio a interpretar. Las dificultades están dominadas. Esto da pie a una automatización de los movimientos que permiten concentrarnos en aspectos interpretativos.

2.    Todas las variables que confluyen a la hora del concierto están bajo control: luces, instrumento, atril, partituras, vestuario…

3.    Salud física y mental: haber comido liviano, el sueño del día anterior, paseo previo al concierto. Ejercicios de relajación. Puede parecer una tontería pero contar los pasos del camerino hasta situarse frente al público ayuda muchísimo: Tienes que transmitir seguridad, que tus pasos sean firmes y seguros, que cuando te paras ante ellos tu mirada sea franca y abierta…(el concierto ya ha empezado). Todo es un ritual.

4.    Cuando nos sentamos en la silla, hacerlo con aplomo. Cómodamente. La respiración como factor desbloqueante de los músculos.

5.    Entablar una gran complicidad con los compañeros:-pianista (dúo), trío, cuarteto, orquesta, (aunque en este caso la responsabilidad es tan compartida que se difumina bastante).



Con todo y aunque sean ya muchos años pasando por escenarios, en los que en instantes, más o menos fugaces he logrado transmitir parte de lo que yo siento y hacer feliz a alguien, todavía hay momentos en que si no controlo alguno de estos factores, acude el miedo y la inseguridad.

Tampoco he logrado dominar el miedo escénico en una circunstancia especial: una prueba para oposición ante un tribunal y es que se me hace difícil, por no decir imposible, abstraer el hecho artístico de una circunstancia que para nada lo es.

Acceso directo partituras digitalizadas

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Aprendiendo violoncello

Compañero de viaje

Jaqueline Du Pre - Jacqueline's Tears (Jacques Offenbach)

1 Pablo Casals BACH Preludio de la Suite no 1 para Cello

Caroline Dale - Merlins Hat

Rostropovich

Pau Casals


El maestro Pablo Casals
"Haciendo un esfuerzo evidente alzaba unos dedos inchados y agarrotados sobre el teclado"...
"La música que tocaba todas las mañanas eran partes de el clave bien temperado. A Cousins le explicó que bach le llegaba "aquí", colocándose la mano sobre el corazón. Despues de tocar se le veía más erguido y más alto y ya no arrastraba los pies".
"Despues de desayunar siempre daba un paseo por la playa. Tras el almuerzo y la siesta, tenía lugar el mismo florecimiento musical de las mañanas, con una suite de Bach al chelo. Cada día tocaba una suite distinta. El ciclo empezaba los lunes con la primera y así sucesivamente hasta los sábados y los domingos, en que repetía la más complicada, la sexta. la última suite siempre le hacía pensar en una gran catedral en una soleada mañana de domingo, con todas las campanas repicando."
"Las Suites para violoncello, en busca de Pau Casals, J. S. Bach y una obra maestra", Eric Siblin,  Turner Música.

Orquesta

San Martín de Frómista.


Publico la fotografía de este templo del románico palentino por encontrar ciertos paralelismos con la sobria música para violoncello.

El violoncello en las aulas

Vamos a intentar crear un blog con comentarios y enlaces interesantes para todos aquellos que amamos el violoncello.