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jueves, 20 de septiembre de 2012
miércoles, 19 de septiembre de 2012
domingo, 16 de septiembre de 2012
viernes, 14 de septiembre de 2012
Encanto del Moncayo: Hayedos del Moncayo Soriano (ruta semicircular)
Encanto del Moncayo: Hayedos del Moncayo Soriano (ruta semicircular): Hayedo Déjame que te cuente... en algún lugar no muy lejano, existe un fantástico bosque donde los árboles aún susurran al oído y cuenta...
jueves, 13 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
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domingo, 17 de junio de 2012
miércoles, 13 de junio de 2012
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miércoles, 6 de junio de 2012
martes, 5 de junio de 2012
domingo, 3 de junio de 2012
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sábado, 26 de mayo de 2012
viernes, 25 de mayo de 2012
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jueves, 17 de mayo de 2012
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domingo, 13 de mayo de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
viernes, 4 de mayo de 2012
jueves, 3 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
lunes, 30 de abril de 2012
sábado, 28 de abril de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
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lunes, 23 de abril de 2012
domingo, 22 de abril de 2012
sábado, 21 de abril de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
jueves, 19 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
El profesor y su función docente- El perfil del profesor
Carlos Ángel Fernández Buey
La función docente puede resultar a
veces dura y en todo caso difícil de sobrellevar si no contamos con una
verdadera vocación, que se concreta en este amor al alumno. Tenemos en nuestras
manos, bajo nuestra responsabilidad la formación de un posible futuro artista
que confía ciegamente en nosotros y sigue nuestra pauta con ilusión.
También me parece importante señalar
la actitud de humildad que el profesor interiormente debe tener en cuanto a lo
que cada día aprende de sus propios alumnos.
El concepto de lo que ha de ser el
profesor ha ido variando con los tiempos. Así la revisión de términos se hace
necesaria:
La figura del profesor fundamentalmente ligada a la
transmisión de conocimientos.
La figura del maestro, en cambio, se vincula a la persona
de autoridad en la materia de enseñanza y que ejerce la docencia. Quien posee
maestría y ejemplaridad en alguna actividad del espíritu o del arte.
El
educador es el individuo que realiza e impulsa la educación de los
demás. (Tiene una connotación moral).
El pedagogo es el investigador en
materia de educación, “el profesional que desde una perspectiva científico aplicada,
diseña, dirige y realiza intervenciones
educativas en diferentes ambientes, tanto
nivel individual como grupal con la máxima eficacia y eficiencia.
(MILLAN 1983).
En la actualidad esas funciones se van
aproximando y se funden progresivamente en la persona del que llamamos
genéricamente profesor. Al que sin merma de su función transmisora de
conocimientos, se le exige más como educador, como maestro y como pedagogo.
El profesor será cada vez más un
técnico en instrucción, con capacidad para aplicar una tecnología eficiente,
pero también humana. De ahí que se le exija atención creciente a la
programación y la evaluación de la
enseñanza, para que desarrollen los alumnos “la capacidad creadora, la actitud
para el cambio, la plasticidad para la comunicación humana, y la
habituación para la hipótesis, indagar,
explorar y experimentar”. ASENSI DÍAZ,1983.
La figura del profesor queda diseñada
por lo que ha dado en llamarse “perfil
del profesor” que se compone de una serie o suma de rasgos capaces de
configurar su modo de ser y de actuar. Autores como GARCÍA HOZ (1983), ASENSI
DÍAZ (1983), OLIVA Y HENSON (1980) se han ocupado de estudiar estas
características que intentamos sintetizar y completar en el siguiente cuadro: (se
trata del retrato robot del profesor ideal ).
INTELECTUALES: Claridad de ideas,
pensamiento ordenado, facilidad de expresión oral y escrita, serenidad de
juicio, objetividad, memoria, imaginación, capacidad de análisis y de síntesis,
dominio de su materia, preparación cultural sólida –remota y próxima-,
creatividad.
DIDÁCTICAS: Respeto al educando,
conocimiento de los métodos de enseñanza, capacidad para el estímulo individual
y colectivo e los alumnos, conocimiento de la dinámica de organización.
MORALES: Ejemplaridad, abnegación,
paciencia, espíritu disciplinado, flexibilidad, apertura, equidad,
imparcialidad, educación autoridad para el gobierno de la clase, cuidado del
material.
PROFESIONALES: Entusiasmo por su profesión, iniciativa, capacidad
para aceptar sugerencias, constancia y responsabilidad en
el trabajo, facilidad para conectara con los deseos y necesidades de la
sociedad.
PSICOLÓGICOS: Equilibrio interior,
capacidad para la empatía, suavidad y decisión en el trato, optimismo, buen
humor, madurez afectiva.
Podemos añadir a lo anterior el
convencimiento por parte el profesor de que su carrera nunca está terminada y,
por consiguiente, actitud favorable a la formación permanente.
sábado, 14 de abril de 2012
Flores y Palabras: Robert Doisneau: Violoncello
Flores y Palabras: Robert Doisneau: Violoncello: Maurice Baquet tocando música de cámara, Chamonix (1957) Maurice Baquet à Chamonix (1957) L'après-midi d'un faune, avec Maurice Baquet (1...
viernes, 13 de abril de 2012
Universidad de Valladolid
Introducción a la historia.
(Curso 2010-2011)
Carlos Ángel Fernández Buey
La
memoria histórica.
“Los historiadores que de mentiras se valen
habrían de ser quemados, como los que
hacen moneda falsa…; habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales,
verdaderos y no nada apasionados; y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni
la afición no les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la
historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado,
ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de lo porvenir.
La historia es cosa sagrada, porque ha de
ser verdadera; y donde está la verdad está Dios, en cuanto á verdad”.
CERVANTES
En palabras de Enrique Gavilán en
conferencia-presentación del libro “Memoria de la Transición”, cuando nos
referimos a “memoria histórica”, deberíamos hablar quizás de memoria contra el
olvido o contra el silencio.
Lo cierto es que la mal llamada para mí,
Guerra Civil, no dejó más que dolor, familias rotas, miseria, una dictadura y
heridas abiertas: “El silencio de los cementerios” es una frase que se lanzó en
esta conferencia, creo que por parte de Manuel Sierra, coautor del libro.
La Guerra…!
- Yo no estaba allí; sé lo que me han contado unos y otros. Mis dos
abuelos tenían posturas bien diferentes: Uno estaba próximo a Pablo Iglesias,
el otro sin ser fascista o de ultraderecha tenía un talante liberal, burgués,
(le oía hablar de Pío Cabanillas o Manuel Fraga), que era el papel que la vida le habían
marcado. El uno era un hombre de campo, el otro un hombre culto, con un buen
puesto en la administración y que hizo sus pinitos literarios. Los dos vivieron
la guerra, aunque no participaron en ella. Si alguna vez, pocas, se hablaba
sobre el tema, no había beligerancia entre ellos; al menos esa es mi
percepción. Claro que tenían sus recuerdos y sus fantasmas, pero se imponía el
respeto que se tenían o la ley del olvido que dictaba el régimen. A mi tía
Aventina, según me contó mi madre en secreto, la mataron los fascistas porque
era poetisa, bohemia y escribía discursos para los comunistas. Este recuerdo me
perturbaba en gran manera, pues no entendía el porqué. Todo era contradictorio:
ya en el colegio cantábamos el “cara al sol” y teníamos que gritar lo de “Caídos
por una España mejor, ¡Presentes!”. Entre los caídos a los que aludía este
grito no estaba mi tía Aventina, cuyo único pecado había sido escribir poesías
y discursos para los comunistas por mucho que fueran rojos y que incluso tuvieran
cuernos y rabo como Belcebú; tampoco a mi tío Manolo que según me conto mi
madre también, fue aviador republicano y también cayó, y nunca mejor dicho. Más
contradictorio: éstos eran hermana y cuñado de mi abuelo liberal conservador.
Mi padre, que cuándo la guerra era un niño
pequeño, tenía apenas el recuerdo de un
campo de prisioneros muy cerquita de la finca donde vivían en Palencia. Este
campo estaba regentado por italianos, (fascistas claro). Ahora lo sé; mientras
mi bisabuelo maldecía y les llamaba
“muertos de hambre”, mi padre en sus correrías de chiquillo a veces se llegaba
hasta allí y le daban chocolate. Le llegaron a regalar una pistola inservible,
que muchos años después conservaba: Tal vez eso era también “memoria
histórica”. Ésta casa donde vivía mi padre estaba en las afueras de la ciudad y
pasaban por delante de ella tropas franquistas custodiando a prisioneros camino
del tiro en la nuca o el fusilamiento; mi bisabuelo se plantaba allí y les
llamaba “hijos de puta”. La respuesta de los esbirros era: “-señor Francisco
que nos compromete”. Aún sigo sin entender porqué a él le respetaban y no se lo
llevaron por delante en alguna de esas ocasiones. Era republicano y anticlerical:
tenía su habitación llena de estampas de santos para acordarse de ellos en sus
juramentos. En una ocasión, le dijo con solemnidad a su nieto: Prepárate que
vamos a ir a comulgar, y le llevó a una fábrica de galletas propiedad de un
amigo suyo. Ahora pienso que por otras cosas que me relató mi padre, había
llevado una vida tormentosa, pero a pesar de sus convicciones tendría amigos
que lo protegieron.
Luego estaban los monumentos y placas
conmemorativas de mármol en los muros de las iglesias y en las plazas de los
pueblos y ciudades; allí había un recuerdo para unos y el olvido para los
otros.
Poco a poco empecé a sospechar cual era la
verdad y a tomar partido primero de una forma más bien tibia y luego de un modo
más comprometido.
Lo que cuento sobre mis recuerdos de niño,
puede resultar a modo de “fondo intrahistórico” en el sentido Unamuniano, y
aunque es un relato muy personal y subjetivo (Heródoto), es mi única
experiencia de los hechos, y no es mía; es como he dicho lo que me contaron las
personas de mi entorno más próximo. También viene al hilo de una frase que fue pronunciada
en la presentación del libro antes mencionado en el Aula Mergelina: “Un mismo
hecho, que parece una verdad inamovible,
no lo es, pues al haber muchas miradas, relativizan esa verdad”.
De todos modos no creo que se trate de una
historia de buenos y malos como en las películas del Oeste Americano. En muchos
casos habría un posicionamiento político o ideológico, en otros simplemente era
cuestión de dónde te encontrabas cuando estalló la guerra. Luchabas y morías
con conocimiento de causa o sin él. También hubo muchos ajustes de cuentas
propiciados por el desorden reinante, asesinatos cometidos con total impunidad
y que no tienen justificación alguna
por mucho estado de guerra en el que nos
encontráramos. Así, los tan temidos paseíllos, “las purgas”, denuncias anónimas,
etc., dejaron muchos muertos, también sin nombre, enterrados, en el bosque, en
un barranco o en una cuneta.
Aunque en los dos bandos se cometieran
atrocidades y aún hoy éste argumento se utiliza sobre todo por los que
pretenden que se imponga el olvido, está claro al menos para mí que los
poderosos y caciques locales y las tropas del bando rebelde, tenían el poder
para perpetrar estas matanzas en mucha mayor medida que un campesino o un
obrero.
Por
supuesto que la el episodio de una guerra fratricida no podemos repetirlo, pero
se hace necesario hacer justicia a las víctimas. Recordar su sacrificio y
reconocer la deuda histórica que tenemos con aquellos que lucharon no solo por
sus ideales, sino por defender el gobierno legítimo.
“Ninguna amenaza mayor que un silencio mudo…, porque es mayor el
efecto de la imaginación que el de los sentidos”
SAAVEDRA FAJARDO.
jueves, 12 de abril de 2012
La clase de música.
Carlos Ángel Fernández Buey
El concierto
La clase de música
A menudo, cuando me hallo en medio de una
clase o de un concierto pienso en cómo empezó todo esto. La música de Bach está
siempre presente, al igual que la imagen querida y entrañable de mi maestro
viejito, con su chaleco raido y puesto del revés, con los botones a la espalda
para no rallar el violoncello. Bach y mi idolatrado maestro siempre me han
acompañado estos años.
Fue en aquellas interminables lecciones cuando
decidí dedicarme a la música: a la docencia y a la interpretación, siguiendo el
ejemplo de la entrega abnegada de Carlos, que así se llamaba. Cuando
interpretaba algo con su instrumento me emocionaba de tal modo, que no veía
llegar el momento en el que yo pudiera despertar tales sentimientos en un
auditorio, efímeros, volátiles, pero reales, como el vuelo de una mariposa.
El miedo escénico es parte integrante de la
puesta en escena y bien dirigido, puede ayudar a gestar una mejor
interpretación.
De algún modo, se produce un “subidón” de
adrenalina, un nudo en el estómago, que motivan un estado de excitación
especial, un tener la sensibilidad a flor de piel, con los que es necesario
aprender a convivir como compañeros de viaje que son y aprovecharte para
transmitir ideas y sentimientos que se materialicen en la interpretación.
Considerando que está ahí, ese llamado
miedo escénico, o respeto por el público, o por tu trabajo, motiva un estado de
alerta mayor, una respuesta inmediata. Yo por ejemplo puedo visualizar la
articulación de mis dedos, el arrastre en un cambio de posición, el color de
una frase por la intensidad que voy a poner en ella, antes de que se produzca,
etc. Ello será posible siempre que este miedo escénico no pase a constituir un
agente pernicioso, un lastre, un bloqueo que fuera de todo control arruine la
interpretación.
Factores que pueden ayudar al control y
dominio del miedo escénico son:
1.
Trabajo previo del repertorio a interpretar.
Las dificultades están dominadas. Esto da pie a una automatización de los
movimientos que permiten concentrarnos en aspectos interpretativos.
2.
Todas las variables que confluyen a la hora
del concierto están bajo control: luces, instrumento, atril, partituras,
vestuario…
3.
Salud física y mental: haber comido liviano,
el sueño del día anterior, paseo previo al concierto. Ejercicios de relajación.
Puede parecer una tontería pero contar los pasos del camerino hasta situarse
frente al público ayuda muchísimo: Tienes que transmitir seguridad, que tus
pasos sean firmes y seguros, que cuando te paras ante ellos tu mirada sea
franca y abierta…(el concierto ya ha empezado). Todo es un ritual.
4.
Cuando nos sentamos en la silla, hacerlo con
aplomo. Cómodamente. La respiración como factor desbloqueante de los músculos.
5.
Entablar una gran complicidad con los
compañeros:-pianista (dúo), trío, cuarteto, orquesta, (aunque en este caso la
responsabilidad es tan compartida que se difumina bastante).
Con
todo y aunque sean ya muchos años pasando por escenarios, en los que en
instantes, más o menos fugaces he logrado transmitir parte de lo que yo siento
y hacer feliz a alguien, todavía hay momentos en que si no controlo alguno de
estos factores, acude el miedo y la inseguridad.
Tampoco
he logrado dominar el miedo escénico en una circunstancia especial: una prueba
para oposición ante un tribunal y es que se me hace difícil, por no decir
imposible, abstraer el hecho artístico de una circunstancia que para nada lo
es.
Pau Casals
El maestro Pablo Casals
"Haciendo un esfuerzo evidente alzaba unos dedos inchados y agarrotados sobre el teclado"...
"La música que tocaba todas las mañanas eran partes de el clave bien temperado. A Cousins le explicó que bach le llegaba "aquí", colocándose la mano sobre el corazón. Despues de tocar se le veía más erguido y más alto y ya no arrastraba los pies".
"Despues de desayunar siempre daba un paseo por la playa. Tras el almuerzo y la siesta, tenía lugar el mismo florecimiento musical de las mañanas, con una suite de Bach al chelo. Cada día tocaba una suite distinta. El ciclo empezaba los lunes con la primera y así sucesivamente hasta los sábados y los domingos, en que repetía la más complicada, la sexta. la última suite siempre le hacía pensar en una gran catedral en una soleada mañana de domingo, con todas las campanas repicando."
"Las Suites para violoncello, en busca de Pau Casals, J. S. Bach y una obra maestra", Eric Siblin, Turner Música.
San Martín de Frómista.
Publico la fotografía de este templo del románico palentino por encontrar ciertos paralelismos con la sobria música para violoncello.
El violoncello en las aulas
Vamos a intentar crear un blog con comentarios y enlaces interesantes para todos aquellos que amamos el violoncello.
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