Opino que la sobrevaloración de la interpretación musical "de memoria" es estéril y gratuita.
Estudio, comprendo, aprendo, interiorizo, interpreto y por último si viene al caso interpreto la obra de memoria.
No puedo convertir esto en el fin último de mis estudios, sino en todo caso en el vehículo de una interpretación más libre y espontánea, que no siempre es así. Por ejemplo yo puedo interpretar y sentirme total y absolutamente libre con la partitura delante.
¿ Quién es nadie para juzgar o restar valor a mi interpretación si hago uso o no de la partitura?
- Es más: Estoy harto de ver a alumnos usando un alto porcentaje de su concentración, de sus capacidades en intentar recordar las secuencias musicales en detrimento de la expresividad artística.
En cualquier caso la memoria llegará tras repetidas interpretaciones, (madurez) y de una manera espontánea.
No quiero decir que no se trabaje el estudio de la obra de memoria, habilitando los mecanismos apropiados: análisis de la forma y la estructura, mnemotecnia, etc. Pero jamás sacrificando el sentimiento, la afectividad, la espontaneidad, la creatividad y la suma de todas estas cosas que otorgan la auténtica calidad al hecho musical.